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Cortes en el cuerpo de los adolescentes: un exceso de dolor

 

1. El cuerpo y su importancia en la adolescencia

Hoy en día en nuestra sociedad el cuerpo ha adquirido un valor protagonista. La imagen ocupa un escenario principal, es la carta de presentación por excelencia en las redes sociales, y el poder de la imagen es tal que se realizan intervenciones sobre el cuerpo, contando con una amplia oferta de cirugías estéticas y otros tratamientos que inciden en el rejuvenecimiento del cuerpo o su modificación.

Para los adolescentes de todas las épocas el cuerpo cobra un valor especial, en tanto cuerpo nuevo al que han de hacerse en medio de la crisis de la adolescencia, y a través del cual experimentan nuevas relaciones y sensaciones. Cuerpo también por el que se representan una identidad que tendrán que reformular en la adolescencia.

A lo largo de la historia el ser humano ha producido marcas en su cuerpo. Muchas comunidades arcaicas comparten el marcaje sobre el cuerpo a una determinada edad, a través de escarificaciones en la piel, tatuajes, amputaciones, agujereamientos… dentro de una ceremonia ritual que simboliza el pasaje a la comunidad de los adultos. Las marcas en el cuerpo simbolizan la entrada simbólica en una comunidad compartida con otros.

Conocemos por ejemplo la circuncisión del prepucio en la comunidad judía, como símbolo de la alianza con Dios. Más cotidiano en nuestra cultura tenemos el ejemplo de cómo a las niñas ya de pequeñas se les agujerean los lóbulos de las orejas quedando así marcadas como tales con este rito.

Se trata de un corte de una parte de lo vivo, como condición para la entrada en un pacto social, en una comunidad. Estas marcas sobre el cuerpo son un fenómeno cultural, este marcaje supone una pérdida que ha de inscribirse en el cuerpo para entrar en la sociedad.

 

2. ¿Y el “Cutting” cómo lo podemos comprender?

Sin embargo, el denominado “cutting”, fenómeno que encontramos hoy en día en muchos adolescentes y que consiste en producirse cortes o escarificaciones en la piel, nos remite a algo diferente. Esta práctica sobre el cuerpo ha tenido una aparición epidémica hace ahora unos 20 años y se trata más bien de una práctica solitaria que no viene a representar al individuo dentro de un entramado social. Por el contrario, es una práctica en la que el adolescente queda fijado en un bucle con su propio dolor, un dolor subjetivo que se siente en el cuerpo y que no entra en un circuito de palabra con otros. Los adolescentes a través de cortes, de quemaduras y escarificaciones tratan de aliviar algo del orden de un exceso, un dolor acuciante que se siente en el cuerpo y para el que no encuentran ningún sentido. No hay palabras para explicarse qué les ocurre o estas no son suficientes para dar cuenta de este malestar.

Entonces, el cutting es un tratamiento del cuerpo que no remite a una marcaje simbólico. Tiene que ver más bien con una acción solitaria sobre el cuerpo tratando de aliviar algo que resulta insoportable, y cuando no hay palabras para dar cuenta de ello, es que se producen los cortes como forma de calmar rápidamente el malestar.

Se trata entonces de una manera de tratar un malestar subjetivo que se sufre en el cuerpo como exceso insoportable y que a veces ni siquiera alcanza a entenderse como tal. Habrá que analizar en cada caso qué función cumplen estos cortes para cada individuo. Es importante resaltar que no en todos los casos quiere decir que la persona quiera hacerse daño ni está relacionado con un intento de suicidio, sino que en muchas ocasiones es la solución que se encuentra para aliviar la angustia.

Habrá que investigar entonces en cada caso qué uso tiene para cada cual este fenómeno. A veces estos cortes funcionan como manera de hacer presente algo de lo vivo ante un vacío radical que se experimenta; en otras ocasiones es la forma de aliviar una angustia que invade, cuando no hay palabras ni imágenes para poder representar algo de lo que ocurre; en otras ocasiones puede consistir en un llamado, en un mensaje que inconscientemente se lanza a los otros (habrá que ver, qué mensaje se está tratando de hacer llegar a los demás y qué está ocurriendo para que lo tenga que hacer de esta manera); o bien a veces se trata de un acto a través del cual la persona realiza una identificación a ser algo vil, o como autocastigo.

El cutting es una práctica solitaria porque para este exceso que siente en el cuerpo, que se vive con gran sufrimiento, la persona no encuentra una salida en una dialéctica con los otros. Aunque es una solución a corto plazo, y por ello se repiten los cortes, es la única forma que el adolescente ha encontrado. A veces ocurre que se siente peor tras cortarse, ya que aunque sienta un alivio en el cuerpo, se siente mal por el daño que se ha infligido.
Igualmente es una práctica que actúa por contagio y que se ha extendido en los últimos años entre los adolescentes, produciendo una marca de identificación con los otros. Se ofrece como un recurso posible para aliviar el malestar, y muchos adolescentes se inician en esta práctica recomendados.

Incluso hay vídeos de tiktok y otros lugares de la red donde se da a conocer, donde aparecen adolescentes informando sobre maneras de llevarlo a cabo. En muchas ocasiones, envían fotos de sus cortes, lo que suele provocar a quien lo recibe gran impacto inicial y  cierta atracción como forma rápida de alivio, cumpliendo también una parte de entrada en una identificación imaginaria con los otros.

Si el adolescente llega a hacerse cortes, es un indicador de que no se encuentra bien, que está sufriendo mucho y no encuentra otras maneras de responder al malestar que siente.

El cutting es señal también, de que lleva ya mucho tiempo sintiéndose mal, pues los cortes suelen aparecer tras un largo tiempo sufriendo en silencio un malestar para el que no han encontrado lugar. Es decir, cuando no hay recursos simbólicos, de palabra, cuando no hay lugar para poder preguntarse por lo que les pasa, intervienen directamente sobre su cuerpo para anestesiarlo con golpes, cortes, tóxicos… Se tratará entonces de hacer pregunta sobre este malestar del que no se puede dar cuenta, de darle forma, de encontrar palabras que quizás puedan explicar algo del padecimiento.

Es importante que los padres tomen estos actos como un claro signo de sufrimiento, y nunca lo banalicen ya que si su hijo se hace daño de esta manera es porque lleva un largo camino de malestar, aunque no lo haya contado. Muchas veces los padres se dan cuenta de estos cortes tardíamente porque los hijos lo ocultan. En la mayoría de las ocasiones los adolescentes se sienten mal con lo que hacen, pero no pueden evitar hacerlo, y llevan en silencio su sufrimiento. Callan muchas veces por no preocupar a sus padres, porque piensan que les harán daño, porque se avergüenzan, o porque no consideran importante lo que les pasa. Conflictos familiares o con amistades, acuciada sensación de soledad, dificultades escolares o con compañeros de clase, conflictos en relaciones de pareja, separaciones, dificultades para afrontar el nuevo cuerpo que surge en la pubertad… Habrá que escuchar al adolescente para orientar qué le está pasando en su vida, y acompañarle a preguntarse cómo hacer para lidiar con lo que le ocurre.

En estos casos, es importante que el adolescente pueda acudir a un psicólogo especialistas en adolescentes con el que pueda encontrar otras salidas a su sufrimiento.

 

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