adolescente_crisis

 

Cómo acompañar a los adolescentes en crisis

 

1. La adolescencia: etapa fundamental para la consolidación de la identidad adulta

La adolescencia es una etapa reveladora y conflictiva en la que se despiertan procesos emocionales que serán relevantes para la consolidación de la identidad adulta.

Es un momento de búsqueda y contradicción, donde el adolescente se pregunta “quién soy”. Este proceso se lleva a cabo a través de identificaciones, confrontación con las nuevas exigencias de la realidad externa, exploración interna y  frustración y tristeza por lo que se deja atrás.

2. Por qué surge la crisis: la lucha entre la seguridad de la  dependencia y el deseo de la autonomía

El proceso de maduración en la adolescencia es complejo; el adolescente necesita alejarse de las figuras paternas, aceptar la propia imagen corporal e integrarse en la realidad a través de un grupo diferente a la familia para así poder finalmente consolidar su identidad.

En esta búsqueda de equilibrio entre dependencia e individuación surge un conflicto interno dentro del adolescente, que se manifiesta generalmente como frustración, miedo y tristeza por el cambio que ha de afrontar.

En la infancia el niño idealiza a sus padres. Son figuras de seguridad y se siente protegido por ellos. La adolescencia es un proceso de duelo en el que se deja atrás la etapa infantil de dependencia para empezar a sentir más autonomía. Para ello es necesario realizar un movimiento de separación ante los padres, intentando oponerse a ellos para encontrar su propia identidad. Es un proceso complejo en el que hay que encontrar el equilibrio entre lo que uno reconoce de su familia en sí mismo y lo que uno rechaza de ella. Este proceso de separación se lleva a cabo con gran confusión y miedo. Por ello, la labor de acompañamiento de los padres de este proceso es crucial, así como la capacidad del adolescente para encontrar un sentimiento de pertenencia fuera de la familia.

3. ¿Cuáles son los síntomas?

Al alejarse de su familia en esa búsqueda de una identidad propia, el adolescente puede sentirse perdido y solo. Esta crisis y conflicto interno se expresa hacia afuera a través de diversos síntomas:

  • Miedos
  • Ansiedades 
  • trastornos de alimentación
  • Insatisfacción con la imagen corporal
  • Depresión
  • Aislamiento
  • Dificultades de socialización

4. La importancia de lo social en la adolescencia

En la adolescencia cobra mucha importancia lo social porque empieza a ser consciente de su propia subjetividad y la imagen que proyecta hacia afuera. En la realidad externa el adolescente necesita ver la imagen que los demás le devuelven. Lo social va a permitir tener un reflejo de quien es, identificándose con elementos que los demás reflejan de sí mismo. Por ejemplo, puede identificarse como el gracioso del grupo, o el deportista.

Surgen así miedos a no pertenecer, al rechazo y a la exclusión, que hacen que se centre en sí mismo y evalúe constantemente su comportamiento y lugar en el grupo. En este proceso puede sentirse muy dependiente y con mucho miedo al rechazo. En las relaciones sociales se pone de manifiesto la propia vivencia de dependencia con la familia. Cómo haya vivido la situación de dependencia en casa afectará a cómo tolere el sentirse vulnerable en el grupo de amigos. De ahí pueden surgir ansiedades y fobias sociales, así como aislamiento social.

Además, en relación al colegio o instituto puede sentirse muy exigido a nivel académico lo cual puede fomentar el exceso de control y de exigencia. Al sentirse desbordado o sin control sobre sus emociones, puede oscilar entre ser impulsivo y dejarse llevar, o intentar compensarlo con un exceso de control y exigencia. Esto lleva a ansiedades respecto a los exámenes y las notas, ya que se pueden convertir en un reflejo de su identidad y de la necesidad de cumplir con las expectativas paternas que empiezan a ser asumidas como propias.

5. La importancia del cuerpo y las redes sociales

Otro factor importante es el corporal. En la actualidad, las redes sociales son parte indiscutible de la realidad, las cuales tienen un gran impacto en como el adolescente valora su propia imagen tanto social como corporal. Muchas veces lo visual en las redes sociales fomenta una serie de fantasías sobre la realidad que se vuelven exigentes, y que hacen sentir al adolescente que nunca es suficiente. Como no logre tramitar la diferencia entre esas fantasías y la realidad afectará el desarrollo de su identidad. Es por ello que muchos síntomas van dirigidos hacia el cuerpo. Esto puede llevar desde insatisfacción corporal así como el desarrollo de trastornos de alimentación. La alimentación pasa por permitir nutrirse y crecer a través de lo que los padres dan al adolescente. La comida además puede representar un intento de control en un momento de su vida en el que el adolescente se siente muy desbordado por sus propias emociones.

6. Dolor por dejar la infancia atrás

Es probable que haya una fase depresiva en la que el adolescente exprese el dolor por el cambio de etapa y por la infancia perdida. Es una de las primeras fases vitales en las que  empieza a ser consciente de su identidad y de las limitaciones tanto propias como de los padres, que durante la infancia son vistos en ocasiones como infalibles y protectores. Es decir, la realidad deja de ser como era hasta entonces. El adolescente se ve distinto a  como querría ser. La tristeza tiene que ver también con este cambio. El adolescente empieza a darse cuenta que no todo está bajo control y no siempre está protegido. A su vez, es necesario ajustar las expectativas que tiene sobre sí mismo.

7. Poder acompañar a tu hijo adolescente implica atravesar por un duelo…¿ Por qué?

Esta etapa afecta no solo al adolescente sino también a su entorno y a su familia quienes lo
acompañan en este proceso de cambio. Como padres, la labor es la de asistir en el crecimiento a sus hijos, con límites, pero sin un control que asfixie su capacidad de desarrollo individual. Encontrar este equilibrio en el crecimiento es complicado.

Los padres tienen una imagen de cómo va a ser su hijo antes de que éste siquiera haya nacido. En la adolescencia ese hijo imaginado contrasta con el hijo real, porque se empieza a mostrar la parte individual de este. Los padres tienen que despedirse de ese hijo imaginado, y la manera de tramitar ese duelo dependerá de cómo hicieron ellos mismos el duelo en su propia adolescencia. Cómo tramiten los padres la despedida de su hijo imaginado es lo que va a permitir tolerar la frustración de que su hijo real necesite alejarse de ellos y ser diferente a como ellos habían esperado. 

El adolescente necesita un contexto de escucha, que favorezca el desarrollo de la identidad. Se puede intentar así que se sienta capaz de explorar la realidad externa, sabiendo que su familia es un lugar seguro al que regresar cuando lo necesite.

Por eso, en ocasiones es bueno contar con un acompañamiento profesional. La psicoterapia puede ayudar al adolescente a entender qué le está pasando y a los padres a poder acompañarles en el cambio de una forma asertiva. La terapia puede acompañar tanto al adolescente como a sus padres, favoreciendo un lugar de escucha donde poder entenderse y tratar de responder a la pregunta de “quién es”. 

 

Conoce nuestro servicio de psicoterapia para adolescentes

Entrada anterior
El adolescente y los límites
Entrada siguiente
La apatía: un motivo de consulta muy frecuente en la actualidad