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¿Qué es la Diáspora venezolana?

La diáspora venezolana se sostiene como una realidad muy presente, nada sugiere que vaya a detenerse. Las personas continúan saliendo del país para huir de la violencia, la inseguridad, y la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales. La situación de pandemia frenó los números que venían ofreciendo distintas plataformas que hacen seguimiento a este fenómeno, sin embargo, tan pronto fueron levantadas las restricciones de movilidad la migración venezolana se ha hecho cada vez más notoria.

La evidencia de estos movimientos se refleja en los Informes de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), que está codirigida por la Organización Internacional de Migrantes (OIM) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Según la misma, para agosto del 2022 existen más de 6.810.000 venezolanos migrantes y refugiados en el mundo. Esta misma agencia reportó en su informe de julio del mismo año una cifra de 6.150.000, es decir, en un mes el éxodo venezolano aumentó 10,73 %.

Por lo general, quienes dejan el país se encuentran en situaciones de gran vulnerabilidad, además de contar con muy pocos recursos. Muchas personas refugiadas y migrantes de Venezuela se encuentran en situación de pobreza y hacen cuanto sea posible por sobrevivir. La pandemia agravó circunstancias que ya eran difíciles. El descontento político y dificultades económicas presentes en algunos países, ha generado que las personas refugiadas y migrantes puedan ser estigmatizadas y culpadas por la creciente competencia en los mercados laborales y el limitado acceso a servicios públicos.

El impacto psicosocial de la migración

El impacto que sufren las poblaciones migrantes cuyos derechos humanos son vulnerados o violentados varía según las particularidades de sus experiencias, la respuesta social y estatal en las diferentes etapas del proceso migratorio, así como por los recursos y capacidades personales con los que cuentan estas personas para dar respuesta a la situación.
Al salir de su lugar de pertenencia, los migrantes se ven separados de elementos que estructuran su identidad: familia, amigos, espacio físico, costumbres, lenguaje, estatus social, entre otros.
Quien migra enfrenta un duelo múltiple, haciendo frente también al desarraigo. Tal variedad de experiencias provoca un efecto retroactivo que implica una mayor vulnerabilidad a problemas de salud mental. A la ruptura con elementos de su identidad se suma el debilitamiento de las redes de apoyo, así como la falta de acceso a los servicios psicosociales para dar respuesta a sus necesidades. En el plano psicológico, se transitan diversos estados de incertidumbre, angustia y preocupación. En estas circunstancias encontramos un constante estado de temor por lo que pueda suceder, la visión de un futuro incierto es uno de los sentimientos que más acompaña a las personas migrantes.

Primeros auxilios psicológicos y atención psicosocial

Es probable que las personas migrantes requieran de primeros auxilios psicológicos para procesar distintas emociones producto de los incidentes en su camino o para hacer frente a las posteriores dificultades que conlleva la migración.

Los principales objetivos de los primeros auxilios psicológicos son:

Alivio y contención: para ofrecer un espacio en el cual la persona se sienta comprendida y escuchada, facilitando la expresión de sentimientos y emociones, y reduciendo el estrés inicial causado por el evento.
Asistencia práctica: evaluación de necesidades básicas, para que la persona pueda acceder a recursos de ayuda, proporcionando información sobre recursos disponibles o
refiriéndole a servicios de apoyo más especializados.
Fortalecimiento de los recursos de afrontamiento: para potenciar aquellas estrategias que puedan servir al momento de hacer frente a situaciones adversas.

La atención psicosocial exigirá que se puedan combinar acciones a diferentes niveles, identificando según la situación, el tipo de apoyo que la persona necesita, y verificando aquello que le sea más útil en ese momento. Será necesario que las intervenciones se elaboren desde una identificación y análisis de la situación de bienestar psicosocial y de salud mental. Tal identificación consideraría no solo los efectos negativos que puede implicar la experiencia de migrar, sino también aquellas reacciones positivas, expresiones de resiliencia y aprendizajes en la persona.

Aunque en un primer momento la atención consista en reconocer las distintas manifestaciones de malestar, para poder intervenir es preciso comprender cuáles han sido los impactos de la migración sobre distintas áreas como la confianza en sí y en los otros, la identidad, los vínculos de afecto y la capacidad de imaginar el futuro. Del mismo modo, será crucial indagar sobre los recursos de afrontamiento que permiten a las personas sobreponerse ante situaciones adversas.

En este contexto podemos entender cómo el estado emocional y la salud mental de las personas migrantes y refugiadas se encuentra vinculado con las posibilidades de lograr una integración social favorable en las comunidades que eligen como destino. En tal sentido, fortalecer los factores protectores, potenciar sus recursos de afrontamiento, y favorecer la capacidad de establecer redes de apoyo en el país de acogida, puede ayudar a lograr una integración favorable y disminuir el sufrimiento psíquico.

La experiencia obtenida en la atención de personas migrantes, como los distintos estudios que se han desarrollado en torno a la misma, resaltan la importancia que puede tener la participación activa de estas personas tanto individual como colectivamente en la construcción de respuestas a sus distintas problemáticas, destacándose el lugar de importancia que la atención psicoterapéutica puede llegar a obtener en tal sentido.

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