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En esta oportunidad nuestra psicóloga y psicoterapeuta Diana Tachón, nos responde varias preguntas sobre la vivencia de los venezolanos en su proceso migratorio y nos ayuda a comprender con mayor profundidad su experiencia a nivel emocional.  

1. ¿Cuál es, a tu parecer, la vivencia actual del venezolano que emigra? 

Emigrar siempre implica enfrentar cambios drásticos y procesos de reorganización internos. El venezolano que emigra tiene, en mayor o menor medida, que reestructurar su vida y, naturalmente, no todos viven el proceso del mismo modo.  Cuando se hacen evidentes las diferencias entre el país receptor y el de origen, es habitual que aparezca la nostalgia, la tristeza, así como distintos desórdenes psíquicos (ansiedad, depresión, entre otros). En la medida en la que el migrante logra aprovechar las oportunidades que le brinda el país de destino, y percibe que los beneficios de haber tomado tal decisión superan los perjuicios, podrá enfrentar de forma más tranquila el duelo migratorio, ya que se enfocará justamente en lo obtenido. Si se logran cumplir en buena medida las expectativas, el sufrimiento por la pérdida tiende a ser menos intenso.

En consulta podemos ver que, por ejemplo, un profesional que logra asentarse en su área de trabajo, establecer nuevas redes interpersonales o tener contención familiar, logra digerir las pérdidas con menor desborde emocional; pero ésa no es ciertamente la realidad de todos los que acuden a la consulta. Cuando -por el contrario- se percibe que, en la experiencia migratoria, el perjuicio supera el beneficio, la nostalgia se vive de forma aguda, existen cuestionamientos sobre la decisión tomada y cobra importancia el dilema de quedarse en el nuevo país o regresar, muchas veces idealizando lo que se dejó atrás.

2. ¿Esto último se debe a que no se planificó o no se pensó bien en las implicaciones de emigrar? 

No necesariamente. Lo que sí ocurre muchas veces es que el deseo de salir y escapar de las difíciles situaciones que se están viviendo, puede hacer que la persona no investigue con profundidad y que la negación surja como un elemento defensivo para no pensar detenidamente en la complejidad de una decisión tan trascendental. En este sentido, quien emigra -en general- planifica; pero algunos planes son más elaborados que otros y, sobre todo, más meditados o concienciados que otros. Indagar bien sobre las características del país de destino y visualizar posibles escenarios es lo ideal, porque el proceso de cambio y las circunstancias que se enfrentarán al emigrar no siempre se ajustarán al plan ideal y es en ese momento en el que es importante la flexibilidad, trabajar la tolerancia a la frustración, tener disposición a replanificar, a reajustar o reformular los objetivos, a buscar ayuda profesional y, en definitiva, a ser resilientes ante la verdadera vivencia de emigrar, que (incluso en el mejor de los casos) es muy difícil anticipar por completo.     

3. ¿Cuáles razones han motivado la migración de los venezolanos?

Las razones principales que nos expresan en la consulta, en especial en los últimos años, hacen referencia a la situación sociopolítica de Venezuela. La dificultad para acceder a servicios básicos, la inestabilidad económica, la tensión interna ante la inseguridad o el haber sido víctima de episodios de secuestro o robos con violencia, así como la percepción -en los jóvenes- de que es imposible surgir o emanciparse, son comúnmente expresadas por los pacientes.  Sin embargo, también hay algunos casos en los que la migración se enmarca dentro del proyecto de vida, que incluye deseos de estudiar en otros contextos, conocer otras culturas o simplemente aprovechar buenas opciones laborales fuera del país de origen.

4. ¿Cómo está siendo la vivencia al llegar al nuevo lugar?

El emigrante en un primer momento tiene que vivir la novedad, buscar entender los códigos de la otra cultura, conocer la ciudad en la que va a residir y hacer los trámites correspondientes, para normalizar la estancia en el país receptor. Luego de esa primera etapa, se empieza a contactar con la ausencia, la pérdida de cercanía con familiares y amigos, la añoranza por las costumbres y lugares: es decir, empieza a vivirse más propiamente el desarraigo. Ésas vienen siendo, generalmente, las primeras experiencias comunes; pero luego hay otras más particulares o individuales, mejor dicho.  En consulta vemos venezolanos que han llegado a casas de familiares, con ciertos apoyos que benefician su adaptación; algunos han emigrado tras haber conseguido un trabajo en su área; otros viajan con todo el núcleo familiar; y no son pocos quienes emigran solos o en pareja, sin conocidos en el país receptor. Como podemos anticipar, la vivencia variará mucho dependiendo de estas circunstancias personales y, lógicamente, de las propias del país elegido, cuya preparación para recibir un contingente de emigrantes no siempre es la misma.

El desarraigo trae consigo nostalgia, sentimientos de extrañeza ante el nuevo entorno, sentir que ya no se pertenece a ningún lugar y esto puede desencadenar una sintomatología depresiva, trastornos ansiosos e irritabilidad. El apoyo de un especialista, en esos momentos, resulta importante para identificar el origen de esas emociones y encontrar herramientas que permitan elaborar de forma progresiva el duelo migratorio y promover así el bienestar, evitando la perdurabilidad de dichos síntomas.

5. ¿Cuál suele ser la demanda o el motivo de consulta de estas personas?

Los pacientes acuden a consulta por muchos motivos, en su mayoría derivados del proceso migratorio. Solemos ver sentimientos de tristeza, asociados a la pérdida de dinámicas familiares o contactos menos frecuentes con los seres queridos, así como el dolor por no poder estar en momentos vitales importantes (como, por ejemplo, la muerte de un familiar). En muchos casos se viven sentimientos de culpa, por la estabilidad lograda -sobre todo cuando se tienen familiares con muchas carestías en el lugar de origen. Por supuesto, son frecuentes también motivos relacionados ya con los procesos de adaptación al nuevo entorno, por ejemplo: profesionales que deben trabajar en otras áreas -desmotivación ante las tareas que se realizan o por la divergencia entre lo que se había obtenido profesionalmente en el país de origen, en relación al oficio que se realiza como emigrante. También atendemos estudiantes que tienen dificultades para vincularse con sus compañeros o para ajustarse a los cambios en el sistema educativo; parejas sentimentales que viven conflictos cuando -por ejemplo- ambos están viviendo de forma distinta el proceso migratorio.

6. ¿Cómo se abordan en terapia estas situaciones? 

En el proceso psicoterapéutico se abre un espacio de acompañamiento y contención de todos estos sentimientos y conflictos. Es importante mostrarle al paciente que muchas de estas reacciones son normales y esperadas, ante experiencias tan intensas como las vividas. Así mismo, la terapia brinda herramientas que permiten fortalecer los mecanismos de afrontamiento, ayudando a canalizar adecuadamente los conflictos y ampliando los recursos para superar de forma más eficaz las adversidades, evitando a su vez que se deterioren las relaciones interpersonales y se ponga en riesgo la salud mental.

 

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