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La soledad en los adolescentes: cómo afecta y cómo tratarla

La soledad afecta de manera considerable a los jóvenes adolescentes, sin embargo, suele ser un factor poco considerado cuando abordamos su bienestar emocional. Los estudios existentes indican una presencia significativa de la soledad en la población adolescente que alcanza tasas en torno al 20 % para grados altos de soledad y en torno al 60 % para grados moderados.

¿Qué es la soledad?

Abordaremos los principales aspectos que rodean el tema de la soledad en la adolescencia para poder identificar algunas pautas para su abordaje. Como punto de partida contamos con la definición de referencia de la soledad de Peplau y Perlman (1982) como una sensación desagradable resultante de una discrepancia entre la percepción de las relaciones sociales reales y el contacto social deseado.

Un término clave en la definición de la soledad es el de percepción, que se refiere a la evaluación subjetiva que la persona tiene de su red social y que permite diferenciar la soledad del aislamiento social objetivo, que se define como el estado objetivo de ausencia total o casi completa de conexiones sociales. Es decir, la soledad en los adolescentes no se desprende de la cantidad de relaciones sociales que tengan sino de una interpretación subjetiva y valoración de las mismas.

“Una persona con mucha interacción social puede tener altos niveles de soledad”

Además, en esa evaluación subjetiva que realiza la persona, lo importante es la calidad de las relaciones y no la cantidad. Es decir, que valoramos tener relaciones significativas, que nos aporten sentido, y no mera cantidad.

Lo contrario de la soledad no es la interacción social sino la pertenencia, el sentirse reconocido, incluido y en un proyecto común con los otros. Nos encontramos, entonces, en el ámbito de las percepciones subjetivas, las creencias, las expectativas, los deseos y las frustraciones en torno a nuestra vida social donde lo que está en juego son las historias que construimos de nosotros mismos y de los demás. De los estudios existentes al respecto podemos resaltar el papel que juegan las construcciones (sistemas de pensamiento) sobre nosotros mismos (autoestima, autoeficacia) y sobre los demás (percepciones del otro). De ello, se desprenden unas pautas para el abordaje psicoterapéutico de la soledad.

La soledad no se resuelve simplemente mediante indicaciones de una mayor participación en actividades sociales ni mediante un programa de mejora de habilidades sociales. Se requiere realizar un trabajo personal para abordar y cambiar las creencias subyacentes que inciden en la relación con los otros.

La soledad puede ser efecto de una historia de rechazo o agresiones por parte de otros, puede estar asociada a creencias sobre determinadas limitaciones propias, puede resultar de expectativas excesivas o de autoexigencias desmesuradas. En este sentido, hay que comprender que la soledad ocupa un lugar particular y distinto en cada adolescente.

El trabajo psicoterapéutico puede ser una oportunidad para identificar y cambiar determinadas creencias que llevan a la soledad y al sufrimiento emocional del adolescente.

 

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