¿Todos sufrimos de ansiedad? ¿Es la ansiedad lo mismo que el estrés? ¿Por qué parece que ahora casi todos hemos sufrido alguna vez de un ataque de pánico o de una crisis de angustia? ¿Es realmente una epidemia lo que sucede con las adicciones? ¿Los trastornos de la conducta alimentaria se han convertido en un cuadro cada vez más frecuente entre los adolescentes? ¿Has escuchado de alguien cercano que se autolesiona?
Seguramente alguna de estas preguntas han dado vueltas en tu cabeza. Cada vez más son temas que se abordan en los medios de comunicación, incluso aparecen en las series de televisión. ¿Qué pasa? ¿De qué se trata todo esto?
Algunos se han referido a ellos como los síntomas contemporáneos. Y eso ¿qué significa? ¿Qué es eso a lo que llamamos “contemporaneidad”?
La contemporaneidad se refiere a la manera en que funcionamos actualmente como sociedad; un funcionamiento influenciado por fenómenos como la globalización del mercado y el intenso desarrollo de la tecnología y las telecomunicaciones. Nuestra sociedad actual está marcada por un empuje permanente al consumo; a través de los medios de comunicación y redes sociales nos incitan a consumir y a rodearnos de objetos tecnológicos que aparentemente nos facilitan el quehacer cotidiano pero, por otra parte, nos ha llevado a relacionarnos cada vez más de forma virtual. El acceso directo e inmediato a cualquier información a través de la tecnología hace muchas veces innecesaria la interacción social a cuerpo presente, lo que tiene el riesgo de fomentar el aislamiento.
¿Y esto en qué podría afectar nuestro mundo afectivo, nuestro funcionamiento psicológico, o nuestra salud mental?
Estos cambios que se han venido dando en las últimas tres décadas han generado a un individuo que tiende al aislamiento y al hiperindividualismo: muy bien conectado con todos mediante la tecnología, pero poco conectado afectivamente con su semejante.
Las personas viven inmersas en las redes sociales y ensimismadas en su propio mundo, obsesionadas con su imagen, centradas en sí mismas, en sus “supuestos” deseos que cada vez son más indefinidos y que nunca logran satisfacer porque siempre hay “algo” más a lo cual no logran acceder, generando una creciente insatisfacción. Han perdido el interés por el prójimo, tienden a prescindir de los demás para su disfrute y se centran en una autosatisfacción en solitario. Además, cada vez les resulta más difícil establecer vínculos sociales empáticos y relaciones sólidas y gratificantes. La insatisfacción generalizada y el aburrimiento son manifestaciones típicas de nuestra sociedad contemporánea, así como una sensación de vacío interior que se insiste en llenar a través de un consumo incesante.
¿Qué son los síntomas contemporáneos?
Estas características descritas de la sociedad actual, han traído consigo cambios en la presentación de los síntomas psíquicos, es decir, cambios en la manera en que expresamos el sufrimiento (síntomas) y cambios en el por qué de dicho sufrimiento. Estas nuevas presentaciones del malestar psicológico es lo que muchos han llamado “síntomas contemporáneos”. Te dejamos aquí un breve resumen de los más frecuentes:
A. Los ataques de pánico o crisis de angustia. “Iba conduciendo y de repente sentí que me iba a dar un infarto, que me estaba como ahogando y me iba a desmayar”
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- Los ataques de pánico se presentan como síntomas físicos muy intensos: palpitaciones, sensación de ahogo, opresión torácica, sensación de muerte, pérdida de la conciencia o de la razón, etc.
- Las personas que sufren una crisis de angustia suelen ir a servicios de urgencias pensando que están sufriendo de un infarto o alguna enfermedad médica.
- Se trata de ansiedad pura, que se manifiesta en el cuerpo. Sin embargo, al presentarse síntomas físicos, a la persona le cuesta establecer una relación con causas psicológicas o emocionales. Se suele tener poca conciencia de alguna problemática emocional que pueda estar asociada y pocas veces se busca la ayuda de un psicólogo.
- Es sorprendente encontrar que empiezan a ser frecuentes en niños y adolescentes.
B. Los trastornos de la conducta alimentaria: Anorexia nerviosa, Bulimia nerviosa, Atracones, entre otros.
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- La persona establece una relación patológica con la comida y tienen una imagen distorsionada de su cuerpo. Por ejemplo, puedes verte obeso aun cuando estés por debajo de tu peso.
- Muchas personas que presentan estos trastornos manifiestan que odian su cuerpo.
- Con la intención de perder peso dejan de comer, utilizan laxantes, diuréticos, etc. Ponen en riesgo su salud e incluso su vida.
- En la bulimia se alternan atracones con conductas restrictivas.
- Aparecen cada vez con más frecuencia en niños y adolescentes.
C. Las adicciones
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- Se caracteriza por un consumo diario y/o compulsivo de sustancias, frente a las que se desarrolla tolerancia y/o dependencia.
- El alcohol y el cannabis (marihuana, hachís) son las sustancias más usadas por púberes y adolescentes
- El cannabis produce pérdida de la motivación y bajo rendimiento escolar
D. Las autolesiones
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- Cada día son más frecuentes, en especial en adolescentes.
- Están asociadas a conductas impulsivas, intolerancia a la frustración y consumo de sustancias
- Es una forma patológica de “calmar” la ansiedad o un sufrimiento insoportable.
Si más que resultarte familiar leer sobre estos síntomas, te has sentido identificado con algunos de ellos o conoces a alguien que los presente, tu salud mental y física pueden estar en riesgo y por eso es importante que busques ayuda profesional, de un psicólogo o psiquiatra (atención psicológica o psiquiátrica).
Los síntomas contemporáneos tienen solución, y pueden ser tratados a través de la psicoterapia para adultos o la psicoterapia para adolescentes y de ser necesario, apoyarse en el uso de medicación. No esperes a que sea demasiado tarde, la atención precoz de estos síntomas es clave para tu bienestar.