Parejas interculturales

Las parejas interculturales, se caracterizan por ser uniones en la que sus miembros provienen de diferentes entornos culturales, pudiéndose observar diferencias en las costumbres, tradiciones, el idioma prácticas religiosas entre otras.

Estas relaciones son cada vez más comunes en nuestro mundo globalizado, los movimientos migratorios, los desplazamientos por estudios, trabajo, turismo y la incorporación de la tecnología lo hace un fenómeno normalizado en la actualidad; por ejemplo, en España el número de matrimonios mixto ha ido incrementándose notoriamente desde los noventa, como reflejo de los flujos migratorios masivos que ha experimentado el país en las últimas décadas;  según datos del Instituto Nacional de Estadística, una de cada cinco bodas celebradas en el año 2023 contaron con al menos un cónyuge extranjero.

Parejas interculturales: choque de cultura, valores y tradiciones

Si bien estas uniones ofrecen una riqueza de experiencias y perspectivas; también produce un choque y una mezcla profunda de valores, tradiciones y formas de ver el mundo, que deben ser manejados de forma adecuada; en este sentido la psicóloga Cecilia Falicov, señala que, si las diferencias profundas en la pareja no se gestionan adecuadamente, pueden convertirse en una fuente de conflictos y problemas de comunicación.

Uno de los elementos fundamentales que deben tener en cuenta las parejas que provienen de diferentes culturas, es el cuidado de la comunicación. Muchas veces se generan problemas de entendimiento, porque la pareja no se está manejando bajo los mismos códigos; es importante tener en cuenta que ambos han experimentado diferentes entornos familiares, pautas de crianza y vivencias, que pueden generar que una misma situación sea percibida de una manera diferente.

Simetría cultura en las Parejas interculturales

Así mismo, es necesario que prevalezca -dentro de la pareja- una simetría cultural, evitando que dentro de la familia se perciba a una de las culturas como superior o dominante frente a la otra, ya que esto es una fuente potencial de conflictos. En tal sentido, la pareja debe apostar por hacer una integración entre ambas culturas, creando un sistema equitativo, abierto a la negociación y a la comunicación. Esto representa un reto y un mayor nivel de compromiso, pues deberán construir su propio discurso, su propio mundo, dando lugar a la elaboración de lo que Alaminos (2009) denomina como una microidentidad familiar. 

Es ideal que la pareja pueda abrir espacios para preguntarse de qué forma quieren llevar la relación y qué elementos de cada cultura mantendrán dentro de sus nuevas costumbres. Es importante conversar, por ejemplo, sobre las festividades que celebrarán, el idioma con el se comunicarán habitualmente, cómo se transmitirán las creencias religiosas, qué planes a futuro fijarán en conjunto, cómo vivirán el duelo migratorio -en el caso de que hayan vivido la migración-, pautas básicas de crianza si desean tener hijos o, en caso de que hayan hijos de uniones anteriores, cómo integrarlos. Hacemos énfasis en la llegada de los hijos pues puede convertirse en un momento de crisis en la pareja si previamente no han logrado llegar a acuerdos y construir un espacio estable en el que las dos culturas puedan convivir sanamente dentro del hogar. Es por ello que pensar en los aspectos previamente mencionados y trabajar en las dificultades, que se presenten, debe hacerse desde los inicios de la relación.

Puntos clave a tener en cuenta por las parejas:

Respeto por la diversidad: 

La base de una relación exitosa es el respeto mutuo y la aceptación de las diferencias culturales; evitando invalidar o descalificar las experiencias, costumbres o puntos de vista del otro.

Negociación y adaptación: 

Se deben encontrar puntos intermedios y negociar para alcanzar acuerdos que beneficien a ambos.

Apertura y aprendizaje: 

Es importante estar dispuesto a aprender de la cultura del otro, enriqueciendo la relación. Así mismo, es necesario trabajar constantemente en la empatía, con la intención de promover la conexión con las experiencias del otro, aunque sean muy distintas a las propias.

Apoyo profesional: 

En momentos de dificultad, la ayuda de un profesional, como un psicoterapeuta, puede facilitar la integración de las diferencias culturales.

La construcción de una relación de pareja, además de amor, requiere esfuerzo, tolerancia, por lo que deben estar presentes: la comunicación afectiva, el respeto y compromiso. Estos aspectos se hacen aún más necesarios cuando los miembros de la pareja tienen orígenes diferentes. En estas familias, especialmente, debe cultivarse -diariamente- el entendimiento y el respeto por las diferencias, lo que permitirá crear un nuevo espacio común enriquecido por las experiencias de cada miembro y los elementos propios de cada cultura.

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