A veces, podemos sentirnos solos o desconectados, sin tener claro a quién recurrir. Esto puede suceder porque no hemos invertido suficiente tiempo en nutrir vínculos que nos sostengan, que nos acompañen y nos permitan construir ese espacio seguro que todos necesitamos en el mundo.
Durante la adolescencia, la amistad ocupa un lugar central: nos ayuda a construir nuestra identidad y sentido de pertenencia. Sin embargo, al llegar a la adultez, podemos llegar a invertir la mayoría de nuestro tiempo en las responsabilidades, el trabajo y la familia, olvidando su importancia y los beneficios emocionales que aporta.
¿Cuáles son los beneficios de tener amigos en la edad adulta?
Tener amigos en la adultez es una necesidad emocional. La amistad:
- Responde a nuestra necesidad de amar y ser amados.
- Es una fuente de motivación, bienestar y crecimiento personal.
- Nos ofrece una familia elegida, donde existe reciprocidad, apoyo y cuidado mutuo. Podemos sentirnos más cercanos a un amigo que a un familiar.
- Refleja nuestra historia compartida: como decía Aristóteles, “El amigo es otro yo”.
- Nos sostiene en los momentos difíciles y dolorosos.
- Fortalece nuestra salud mental, emocional y física.
- Permite desarrollar habilidades sociales como la comunicación asertiva.
- Amplía nuestros espacios seguros y nos ayuda a combatir la soledad y el aislamiento.
Hacer amigos en la edad adulta: un desafío real
Puede parecer sencillo, pero hacer nuevos amigos en la edad adulta implica distintas habilidades sociales que no siempre tenemos igual de desarrolladas. Reconocer nuestras fortalezas y debilidades es el primer paso para trabajar en ellas.
Si te interesa explorar este aspecto, puedes realizar el Platonic Friendship Questionnaire de la Dra. Marisa Franco, una herramienta muy útil para el autoconocimiento en esta área (ver referencias al final del artículo).
Mantener y cultivar las amistades
En su libro Platónico, la Dra. Marisa Franco señala la importancia de la afirmación, vulnerabilidad, apoyo y aceptación de la identidad como pilares para fortalecer la amistad. Cultivar una relación de amistad en la adultez implica mostrar autenticidad, cuidar el vínculo y permitir que crezca de forma recíproca y significativa.
Perder amigos y vivir el duelo
A lo largo de la vida, algunas amistades cambian o se terminan. A veces por distancia, diferencias, conflictos o simplemente porque los caminos tomaron rumbos distintos. Perder un amigo también es una forma de duelo emocional: sentimos tristeza, enojo o desconfianza, y podemos cerrarnos a nuevas conexiones.
Reconocer la pérdida, permitirnos sentir y agradecer lo vivido, nos ayuda a cerrar el ciclo con cuidado y respeto. Cada amistad deja una huella valiosa, incluso si ya no forma parte de nuestro presente.
Cómo cultivar la amistad en la adultez
Una amistad se parece mucho a un jardín:
- Las semillas son los valores que elegimos (confianza, respeto, comunicación).
- Los nutrientes son el tiempo, la escucha y la presencia que ofrecemos.
- Y el cuidado constante permite que crezca, florezca y se renueve con el tiempo.
También implica aceptar que algunas relaciones terminan. Dejar ir con gratitud lo que ya cumplió su ciclo nos permite abrir espacio para nuevos vínculos más acordes a nuestro momento vital.
Cuando hacer amigos en la edad adulta se vuelve difícil
Si te está costando hacer amigos o mantener relaciones significativas, no estás solo. Muchas personas atraviesan esta dificultad, especialmente en etapas de cambio o soledad.
La psicoterapia puede ayudarte a comprender qué te impide conectar, a fortalecer tus habilidades sociales y a construir vínculos más auténticos y satisfactorios.
Contar con un acompañamiento profesional te permitirá sanar heridas del pasado, comprender tu historia de vida, mejorar la relación contigo mismo y abrirte nuevamente a los demás.
Cuidar tus vínculos también es cuidar tu salud mental.