¿Qué pasa si los padres difieren en su forma de criar?
¿Qué son los estilos de crianza?
Los estilos de crianza tienen que ver con las formas que eligen los adultos para cuidar, formar y educar a sus hijos, en el que se contemplan actitudes, pautas, creencias, valores y sus formas de transmisión.
Aunque existen estilos de crianza definidos teóricamente: (a) democrático, (b) autoritario (c) permisivo, (d) negligente, más importante que encasillarlos será entender que no existe un único modo de criar.
¿Hay formas de criar mejores que otras?
Aunque no hay UN estilo que le funcione a todas las familias, en la crianza priorizamos el balance entre garantizar la seguridad, el cuidado, la contención y la comunicación con la puesta necesaria de límites que requieren las infancias.
Partimos de que la violencia NO es un modo de educar, y que el distanciamiento afectivo también vulnera las necesidades de los niños.
¿Tenemos que elegir un solo camino?
Así como ningún niño es igual a otro, por muchas semejanzas y patrones que compartan, ningún adulto va a entender la crianza siempre del mismo modo que otro. Cada persona tiene una historia propia y formas distintas de comprender la expresión del amor, los límites o la resolución de conflictos, lo que genera un complejo entramado de relaciones que buscarán expresiones y manifestaciones muy diversas.
Así, es esperado encontrar diferencias en el ejercicio de la crianza, no van a estar de acuerdo en todos los aspectos -y tampoco se espera que lo estén-.
¿Qué pasa cuando no coincidimos?
Las diferencias no implican necesariamente un problema, siempre que los miembros del equipo parental apunten a construir lugares comunes de encuentro y la crianza no se convierta en una lucha de poder.
Lo ideal es que los adultos organicen y creen un estilo propio, consciente y consensuado que les permita ejercer su rol de una forma que respete sus creencias y tenga en cuenta las diferencias individuales.
No existe una sola forma de atravesar la ma/paternidad. En terapia apuntamos a descubrir y trabajar con el saber propio de cada familia. Si los estilos resultan incompatibles, quizás se trate más bien de evaluar en la pareja qué elementos fundantes son centrales en el hogar u hogares.
Los niños necesitan ver ma/padres reales, que tienen pensamiento crítico, que opinan, preguntan y llegan a acuerdos a pesar de las diferencias. Un único pensamiento siempre no les enseña a entender y tolerar las diferencias ni les muestra cómo resolver adecuadamente conflictos con miradas respetuosas.
Sin embargo, aunque haya desencuentros, no se trata de instalar batallas, pues detonan sensación de desconfianza y urgencia que no permite que el niño se posicione realmente para cuando deba enfrentarse solo a situaciones complejas. Por lo que, si algo hay que evitar, es declarar un ganador parental que hace todo bien versus otro que no sabe nada.
La idea central es que los adultos responsables se comuniquen, generen acuerdos, convenios y modos de afrontar situaciones con soluciones articuladas.
En resumen:
- Debemos tener muy en cuenta la historia de vida de cada madre/padre.
- Precisar el ejercicio de las funciones parentales de cada miembro de la familia, así como elecciones del tipo: transmisión de valores familiares, religiosos o espirituales, medidas de seguridad, resguardo y protección, manifestaciones de afecto y compasión, manejo de rutinas y cuidados diarios, preferencias sobre la escolaridad, etc.
- Ubicar espacios para dialogar sobre cómo afrontar cambios evolutivos: situaciones escolares, permisos para ir a casa de otras personas, horarios de juego, formas de poner límites en casa, alimentación, sueño, uso de pantallas, charlas sobre sexualidad y cuerpo, cómo pedir disculpas, manejo de rabietas, visitas, etc.).
- La crianza debe ofrecer un espacio seguro y de contención emocional. Los niños necesitan la seguridad emocional de que pueden acudir a ti o a tu pareja en cualquier momento y ante cualquier situación. Esta es una garantía fundamental, independientemente de la forma que elijas para ello.
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Un lugar seguro donde te acompañará un profesional en las dificultades que surjan durante la crianza.