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Retos psicológicos en el proceso de Divorcio 

Un divorcio es un motivo de consulta frecuente, ya que es un cambio vital sumamente movilizador a nivel emocional. Implica una transición en la realidad tanto externa como interna de la persona. La rutina se transforma radicalmente; la persona debe adaptarse a un nuevo hogar, a un nuevo horario y a una realidad social diferente. En el caso de tener hijos, la organización resulta aún más compleja, ya que hay que tener en cuenta cómo les afectará la nueva realidad familiar. 

A nivel emocional supone un golpe que puede ser vivido con mucho dolor, y a veces incluso con alivio. Aparece a veces la sensación de fracaso. La persona siente que no ha sido capaz de realizar aquello que se había propuesto. Se rompe un proyecto, se pierde una ilusión y una expectativa de vida. En el caso de tener hijos se puede sentir culpa por haber tomado la decisión de cambiar su realidad, además de tener que realizar un esfuerzo psicológico enorme para poder transmitirles y acompañarlos en este proceso.

¿Cómo es el proceso de duelo en un divorcio? 

El divorcio implica un proceso de duelo complejo en el que se pierde no solo a la persona de la que uno se separa, sino también todas las fantasías internas sobre el futuro y lo que se esperaba de la relación.  La imagen de envejecer juntos o de tal vez tener una familia que nunca se tuvo son ilusiones perdidas que también hay que llorar. Esto no quiere decir que no se vaya a tener algo similar en el futuro, pero nunca será como se imaginó en ese momento. Es decir, el duelo tiene que ver con una pérdida del presente pero también del futuro imaginado con esa persona. 

El proceso de duelo supone inicialmente una negación de la realidad, una gran frustración al ver que la situación a veces escapa del control, y mucha tristeza por la pérdida. Lleva un tiempo poder entender lo que ha sucedido y ser capaz de digerir las emociones que se generan con un cambio tan doloroso. Dependiendo de los factores que hayan llevado a la ruptura se puede sentir rabia, impotencia, tristeza o alivio. En la resolución del duelo uno puede llegar a la conclusión de que la ruptura tal vez es la decisión más sana para ambos. Al entender lo que ha sucedido en la relación probablemente se sentarán las bases para tener un futuro mejor a nivel emocional, ya sea solo o con otra pareja.

¿Cuáles son los retos psicológicos y de la vida cuándo ocurre el divorcio o una ruptura amorosa?

El mayor reto a nivel psicológico es aceptar la nueva realidad y adaptarse a ella. Esto implica una adaptación tanto a nivel organizativo (mudanza de casa, reparto de los bienes) como emocional. A nivel externo es importante poder pedir ayuda y contar con los recursos que uno tiene, como familia y amigos. Esto supone ser consciente de los propios recursos sociales, y poder expresar lo que uno necesita. 

A nivel psicológico otro reto es hacer frente a las nuevas demandas emocionales y a los miedos que surgen con la incertidumbre sobre el futuro. Todo cambio implica una aceptación de la nueva realidad, lo cual consume muchos recursos emocionales y activa la sensación de impotencia, inseguridad y tristeza. Pueden surgir emociones como la culpa, la idea de que se podía haber intentado algo más, o incluso el enfado por no haber podido hacer nada para frenar la ruptura. La incertidumbre sobre cómo será el futuro puede generar ansiedad e inseguridad. Pueden a su vez surgir miedos respecto a la capacidad de uno para seguir adelante y sobre el futuro sin pareja. 

Es importante ser consciente de las emociones que van surgiendo y poder expresarlas. Si no, se corre el riesgo de actuarlas inconscientemente a través de comportamientos que a veces pueden resultar autodestructivos, o compulsivos, como dejar de comer, recurrir en exceso al alcohol, tomar decisiones impulsivas, estar poco motivado en el trabajo, o llenar el tiempo libre teniendo citas o realizando actividades en realidad no interesan y generan más sensación de vacío. Todos estos comportamientos pueden ocurrir como parte de un proceso de pérdida y de cambio de realidad. Lo importante es pensar qué emoción hay detrás de estas acciones. Así, poco a poco uno puede reconocer esos miedos y enfrentarlos, en lugar de actuarlos.

En definitiva, en un proceso de ruptura es importante ser consciente de las emociones que surgen para poder entenderlas y enfrentarlas de un modo sano. En un proceso de separación uno puede tener dificultades para dejar ir una situación anterior, y esto puede impedir avanzar hacia algo diferente. Además, una terapia ayuda no solo a digerir el duelo, sino a poder analizar emocionalmente qué es lo que ha pasado en esa relación para poder conocerse más a uno mismo en las relaciones de pareja, y así, en un futuro, poder encontrar una relación sana.

 

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