ira adolescentes

La adolescencia es una época de transición por la que pasamos todos. Muchos padres se angustian ante la explosión de emociones poco controladas por parte de sus hijos, sobre todo, cuando ocurre de manera abrupta y repentina. Es una etapa angustia social, donde aumentan la percepción de la propia identidad y los intereses románticos y sexuales. El momento actual, además, todas estas emociones se ven intensificadas e incluso empiezan a surgir más prematuramente debido a las redes sociales, que promueven una manera de relacionarse con el mundo más inconexa, distante y rápida. Además, la imagen externa es central, teniendo aún mayor importancia que en generaciones pasadas.

El enfado en el duelo de la adolescencia

 La adolescencia es una época de duelo. Es uno de los primeros grandes duelos que la persona va a vivir en su vida. La infancia queda atrás y el adolescente empieza a entender que lo que deja atrás no va a volver. Se encuentra además en una situación en la que tiene que empezar a definirse y a separarse de los padres para encontrar su identidad. Deja de ser un niño que obedece a sus padres y que les idealiza para pasar a ser un adolescente que busca algo fuera de la familia. Empieza a definir su identidad y a ser consciente de quién es. Definir su identidad implica, a su vez, poder decepcionar a sus padres por no ser como ellos esperaban que fuese. Es una época en la que tanto el enfado como la rebeldía son necesarias.  Los padres necesitan poner límites para que el adolescente no se sienta desbordado con la inundación de emociones que vive en esa etapa. Parte de la adolescencia supone retar esas normas y rebelarse contra ellas para sentir que va encontrando su propio camino.  Es por ello que una parte de este enfado es sano y necesario. Es lo que da fuerza al adolescente para poder separarse y animarse a conectar con compañeros y con el mundo exterior.

¿Qué ocurre cuando la ira es excesiva?

 Cuando esté enfadado se convierte en ira y empieza a ser muy intenso es cuando puede indicar que algo más está pasando. Al estar en un momento de duelo es fundamental que los padres puedan acompañarlo y entender por lo que está pasando. También influyen otros factores externos como los compañeros, los profesores, y las exigencias del día a día. Cómo le afecten estos factores puede hacer que el adolescente tienda a sentirse triste, aislado o deprimido. La ira puede estar enmascarando una parte depresiva del adolescente.

Lo social también es fundamental en esta etapa. Puede que se sienta rechazado por los compañeros o que no encuentre su lugar.  La impotencia ante  estas situaciones puede hacer que se sienta frustrado y rechazado. En estos casos es importante analizar cuáles son las circunstancias a nivel social. En muchas ocasiones tiene que ver con la dificultad de separarse de los padres y de aprender a crecer y enfrentar los problemas por sí mismo, sintiéndose inseguro e incapaz de afrontar sus miedos.

¿Cómo acompañar al adolescente?

Es muy importante que los padres puedan hacer también un duelo por su hijo para poder acompañarle mejor en este periodo. En ocasiones un padre no acepta que su hijo no sea como él esperaba.  Por ejemplo, puede que esperase que su hijo fuese aficionado al fútbol, y que a su hijo en realidad le guste bailar. Es un duelo que los padres tienen que hacer respecto a la diferencia entre lo imaginado y la realidad. Poder digerir este proceso les va a ayudar a acompañar al adolescente y a entender lo que está pasando. El adolescente también tiene que hacer un duelo por sus padres ideales, porque empieza a darse cuenta de que sus padres también pueden equivocarse. Es decir, es importante que se sienta acompañado y que sepa que puede contar con sus padres a pesar de lo difícil que puede ser en ocasiones, ya que cuando se expresa la ira se siente rechazo por parte del entorno. A veces la ira es la única emoción que el adolescente se permite expresar, pero puede estar enmascarando un cúmulo de emociones más relacionadas con la tristeza, la culpa y el miedo. En otras ocasiones la ira puede enmascarar una sensación de vacío que se llena con toda esa rabia.

 En cualquier caso, hay que estar muy atento y tratar de escuchar qué le pasa a este adolescente que está sufriendo. Enfrentar la realidad es un proceso difícil y conlleva mucho esfuerzo. El adolescente necesita sentir que su ira no es destructiva y que, a pesar de sus enfados intensos, sus seres queridos se mantienen a su lado conteniendo y sosteniendo este arranque de ira. Es importante poner límites y que sepa que hay un punto que no puede cruzar, haciéndoselo saber, pero sin abandonarle nunca.

Hay una parte a la que los padres no pueden acceder y es necesario pedir ayuda externa de un profesional que pueda brindarle un espacio a este adolescente para sentirse seguro y poder expresar lo que realmente le está haciendo daño. El adolescente necesita sentir que tiene su propio espacio independiente y sentirse seguro en él. También es importante que los padres toleren la separación de este adolescente y que le pueden ofrecer la posibilidad de hacer cosas por su cuenta y equivocarse.

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