sindrome_impostor_terapia_psicologica

¿Qué es el síndrome del impostor?

Sí a veces piensas que nunca estas a la altura, que los éxitos en tu carrera profesional han sucedido por suerte y no por mérito propio, o si dudas de tu propia capacidad en el trabajo a pesar de obtener buenos resultados, seguramente te identifiques con el síndrome del impostor.

Generalmente suele darse en personas exigentes consigo mismas que desean llegar lejos en su carrera.  El síndrome del impostor ocurre sobre todo en el mundo laboral, aunque también puede darse en otras áreas de la vida como en lo social o en lo familiar.  Consiste en una sensación abrumadora que hace sentir que uno no merece su propio éxito.  Hace creer que uno no es tan inteligente o creativo como pareciera. Esto genera un miedo a que alguien descubra este supuesto fraude. 

Por lo tanto, la característica de este síndrome es que el miedo surge cuando hay un éxito como, por ejemplo, un ascenso laboral o la llegada de un nuevo hijo a la familia. Además, este miedo hace que la persona sienta angustia por ser descubierta en su mentira y le lleva a exigirse todavía más.

¿Cuáles son las características principales de este síndrome?

Las características principales son la tendencia al perfeccionismo, miedo a ser descubierto, y la incapacidad para atribuirse los propios méritos. Debido a esto la persona puede sentirse muy sola, ya que no quiere que los demás sepan que se siente así por el riesgo a ser descubierto en su supuesto fraude. Suele darse además en profesiones de alto nivel de responsabilidad o muy exigentes.

Habría dos niveles dentro del síndrome: por un lado, un primer nivel que tiene que ver con la inexperiencia y que desparece con el tiempo, cuando la persona se siente más segura. Y un segundo nivel más crónico que tiene que ver con una inseguridad interna de la persona.  En general, se podría decir que lo que hay detrás de esta inseguridad tiene que ver con un ideal al que uno aspira que es demasiado exigente. Por lo tanto, lo que uno consigue siempre parece quedar por debajo de lo esperado. Es decir, uno se fija siempre en lo que falta y le cuesta ver lo que tiene.  Es un mecanismo que va más allá, porque hace que la persona no pueda identificarse con sus cualidades y con sus méritos. Además, en un trabajo o entorno competitivo puede surgir una tendencia a fijarse en los compañeros e idealizar lo que hacen, posicionándose uno por debajo. 

Parece que hay una parte en la que la persona se sigue viendo como un niño que tiene que cumplir con las expectativas de los adultos para ser aceptado y querido.  Es como si la persona no fuese capaz de interiorizar que ya es adulta y que puede conseguir mucho de lo que se propone. Esa identificación con la parte de niña es la que en muchos casos fomenta y mantiene el síndrome del impostor. Uno se empequeñece a sí mismo, tal vez por miedo a las responsabilidades que conllevan la vida adulta y la independencia.  El síndrome del impostor va unido a una marcada dependencia emocional en muchos casos, en la que uno quiere complacer al otro y sentirse valorado por los demás.

 

¿Cómo puedo ayudar la psicoterapia?

Si te sientes reflejado en esa situación, es importante poder afrontar la emoción y pensar en aquello la origina y la sostiene. La psicoterapia puede ayudarte a entender por qué surge esta sensación ofreciéndote un espacio donde poder pensar y cambiar la sobreexigencia y la sensación de que nunca es suficiente. En ese espacio también uno va reconectando poco a poco con las propias cualidades y logros, siendo más consciente de ellos y de su importancia.

Entrada anterior
Separación o divorcio de los padres: cómo afecta a los hijos y cómo acompañarlos
Entrada siguiente
El doloroso encanto de ver crecer a los hijos