¿Cómo se sienten los niños durante la desescalada? Como familias, hemos vivido en poco más de 10 semanas dos grandes procesos de adaptación: confinamiento y desescalada. Ambos requieren de nosotros una reorganización psicológica que, como todo proceso, toma tiempo.
Cuando todo esto inició, nos vimos obligados a hacer muchos cambios que nos permitieran continuar nuestras vidas desde nuestras casas. Eso implicó no solo una reorganización de tareas y responsabilidades, o de muebles y espacios físicos, si no también una reorganización psicológica – eso que hemos mencionado como adaptación. Ahora, en esta nueva fase de la pandemia y con la posibilidad de salir de casa durante un rato cada día, nos vemos exigidos a reordenar otras cosas. Otro gran cambio dentro de un breve tiempo, en unas 10 semanas dos grandes cambios y mucho por elaborar.
Iniciamos entonces un nuevo proceso de tiene sus particularidades porque, aunque vamos en desescalada del confinamiento, realmente hacia dónde vamos no es el escenario previo a la pandemia. Ahora incluso nos han hablado de una nueva realidad. ¿Qué significa eso en el caso de los niños?
Esta nueva realidad esta marcada por una amenaza externa. La salida puede ser vivida como riesgosa: ponte la mascarilla, no te toques la cara, no toques esa baranda, ya casi es la hora de regresar, cuidado que la policía podría pararnos, cuidado que viene pasando alguien muy cerca..todo esto puede generar angustia, temor, preocupación. La nueva dinámica, las nuevas indicaciones y normas que marcan nuestro funcionamiento y las relaciones, el distanciamiento físico puede resultar confuso y generar estrés.
Hablamos mucho de que para adaptarnos al cambio que representó el confinamiento todos necesitamos tiempos diferentes, algunos mas breves otros más largos. Ahora sucede lo mismo, no para todos es igual, ni significa lo mismo. Para los niños la salida puede significar también un recordatorio claro de que las cosas han cambiado, de las pérdidas que esta situación les han producido. Es volver a salir pero no volver a sus actividades usuales, recordar que se despidieron de sus compañeros pensando en volver a verlos al cabo de 15 días y ahora es posible que no los vean hasta dentro de varios meses. El volver al exterior también puede resultar difícil si han perdido a un ser querido, pues ya no están en casa sin poder ver a nadie, pero tampoco podrán ver a esa persona.
Te dejo algunas ideas para acompañar en estos momentos:
- Respetar los tiempos. Todos tenemos tiempos diferentes para elaborar y procesar lo que nos sucede. Por ejemplo, puedes invitar al niño a salir pero no obligarlo ni insistir tanto que no pueda expresar su deseo o su temor.
- Como hemos mantenido desde el inicio de todo esto, se vuelve nuevamente importante el abrir espacios para hablar de cómo van viviendo estos cambios, para entender que supone para ellos esta forma nueva o diferente de vivir.
- Y por último, pero fundamental, validar como se sienten, dejar el espacio para expresar sus emociones y reconocer junto con ellos la complejidad que puede representar esta situación. Recuerda que todas las emociones son válidas, lo importante es poderlas identificar y, en el caso de los niños, acompañarlos a atravesarlas y comprender de dónde vienen.
Siempre es importante estar atentos a cambios importantes en el comportamiento, alteraciones en el sueño o la alimentación, o si la irritabilidad, el enfado o la tristeza parecen ir en aumento o si este malestar parece que empieza a interferir en su funcionamiento.
¡Si te preocupa algo de esto no dudes en consultarnos!