Hablemos hoy de nuestra experiencia en el Servicio de Orientación Vocacional de Sens.

A lo largo de los años nos hemos encontrado, habitualmente, con tres tipos de perfiles, momentos de la vida o edades distintas en las que un proceso de Orientación Vocacional puede ser útil para gestionar una crisis vocacional.  Pensémoslos así:

  • Tipo I: aquellos/as jóvenes, normalmente de Bachillerato -y en menor medida de la ESO- que están perdidos, desorientados entre la multitud de estudios y profesiones. 

Se trata, entonces, de hacer el proceso de ORIENTACIÓN propiamente dicho y rara vez hallamos patología en ello. No siempre es sencillo ni breve, pero el pronóstico suele ser muy bueno. Esta etapa suele ser estresante para el adolescente porque están atravesando un proceso de construir su identidad, de diferenciarse de los padres y en búsqueda de mayor autonomía. La mayoría de las veces se ven obligados a dar una respuesta concreta sobre lo que quieren aunque aún no lo sepan.  Por esta razón, el espacio les viene bien, podrán conocerse mejor, hacerse preguntas, reflexionar y tomar una decisión consciente, asertiva, pensada y satisfactoria de la mano de un psicólogo especialista en Orientación Vocacional.

  • Tipo II: son adultos jóvenes entre los 21 y 24 años que, o bien no pudieron tomar una decisión adecuada en su momento o bien tuvieron las cosas claras pero luego descubrieron que no estaban conformes con esas propuestas (por los planes de estudios, los profesores, los compañeros, el ambiente laboral…). La mayoría tiene la sensación de haberse equivocado, de estar confundidos y haber perdido su tiempo. El sufrimiento aquí es más elevado, hay miedo a equivocarse y nuestro trabajo es más enredado.

Podríamos decir que aquí se trata de una REORIENTACIÓN hacia otro lugar y es que las preguntas de quién soy y qué me gusta son preguntas que toman tiempo responder, y puede suceder que al ir respondiéndolas surja la necesidad de tomar nuevas rutas. El espacio de Orientación Vocacional ayudará al joven a aclarar el panorama. 

  • Tipo III: Suelen ser adultos/as alrededor de los 30 años que muchos ya han tenido varios años desarrollándose en una carrera y descubren que se aburren o se cansan de lo que hacen, o adultos que no han podido dar el paso a trabajar de manera especializada, o que enganchan unos estudios con los siguientes,  alargando la carrera casi hasta el infinito (muchas veces con la idea de que tienen que sacar sobresaliente en todo), o que andan trabajando en trabajos temporales propios de estudiantes porque no pueden acceder a algo que les guste, o que consideran que previo a cualquier trabajo precisan estudiarlo y saberlo todo, etc.

Son adultos que acuden porque sienten la necesidad de un cambio y de hacer algo nuevo pero no saben cómo hacer la transición o hacia dónde hacer el cambio.

Se trata a menudo de inhibiciones del deseo (no necesariamente patológicas aunque claro que pueden serlo). En estos casos, deberíamos discriminar entre la intervención CLÍNICA en el mismo instante o la continuación del Servicio de Orientación Vocacional hacia una Orientación Profesional. 

Si el psicólogo especialista considera que no es necesaria la psicoterapia ni un trabajo más clínico, se podría comenzar con un proceso de análisis y evaluación que ofrezca al paciente un espacio seguro, sin juicio en donde poder revisar el camino profesional o laboral que ha llevado hasta ahora y como poder utilizar lo que ha hecho para hacer un giro en su vida profesional. 

Artículo escrito por: Alberto Ruiz

 

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