centro de ayuda psicológica

Distintas cosas pueden generar malestar psicológico, problemas en el trabajo, cambios importantes en la vida, la muerte de un ser querido, los problemas de pareja, mudanzas, la maternidad o la paternidad son algunas de ellas. Algunas causas son más fáciles de identificar que otras, y por tanto más fáciles de solventar sin mayor ayuda. Sin embargo, el malestar también puede ser resultado de aspectos y formas de funcionamiento que son propias de la persona y responden a su historia personal, pero que con frecuencia son desconocidas por quien lo sufre. Sea cual fuese la razón de este malestar, cada persona va encontrando su manera de lidiar con él para así poder regresar a un estado de equilibrio.

A veces, el tiempo transcurre y el sufrimiento de la persona persiste. Empiezan a aparecer síntomas psicológicos, inestabilidad emocional, trastornos del sueño, ataques de pánico, dificultades en las relaciones, sentimientos de tristeza, desinterés, o incluso, se empieza a somatizar el malestar en el cuerpo dando como resultado síntomas físicos de distinto tipo. Somos muchos los que entendemos estas manifestaciones como estrés, no obstante nos quedamos sin saber a qué se debe y qué podemos hacer frente a aquello.

Todos estos síntomas son una voz de alarma de que algo no va bien. La persona puede sentirse sobrepasada ya que los recursos psíquicos con los que cuenta no le resultan eficaces o suficientes. Se empieza a hacer necesaria una herramienta o estrategia diferente. Es ese el momento en que muchas personas nos llaman buscando la ayuda de un profesional, para atender su malestar psicológico y emocional.

¿Cómo respondemos a este llamado?

Cuando la persona llega lo primero que hacemos es entender qué es lo que le trae a un espacio como este, su motivo de consulta. Durante las primeras sesiones se lleva a cabo un proceso psicodiagnóstico, en el que a partir de entrevistas (y pruebas psicológicas, dependiendo del motivo de consulta) vamos conociendo la historia de la persona. Esto nos permite definir el tratamiento y los objetivos del mismo. El tratamiento que ofrecemos es personalizado y establecemos un compromiso entre ambas partes para luego iniciar el trabajo conjunto.

Expectativas y realidades

A veces existe la expectativa de que en el momento en que se hace la cita con el psicólogo el problema desaparecerá inmediatamente. Es verdad que tomar el problema al que se le ha estado dando vueltas desde hace un tiempo y hacer algo para solventarlo, genera cierto alivio. No obstante, la desaparición inmediata del conflicto se aleja de lo real, cuando la persona hace frente a su problema, puede ocurrir incluso que aumente el malestar durante un corto período de tiempo, ya que en lugar de dejar a un lado lo que le pasa, empieza a pensarlo, sentirlo y elaborarlo junto con un profesional.

Es sólo el inicio de un proceso que lleva a recuperar el bienestar. Cambiar es un proceso que toma su tiempo, y en muchos momentos genera miedos y dudas, es por esto (entre otras cosas) que el trabajo en conjunto cobra valor.

Como psicólogos estamos formados para poder ofrecer una mirada diferente de lo que ocurre. No damos consejos, ni pensamos por nuestros pacientes, utilizamos la técnica para promover preguntas, señalar, interpretar acerca de lo que no se sabe y así, facilitar el proceso de cambio.

No buscamos que es lo correcto o incorrecto, en su lugar promovemos la compresión, entender por qué sucede lo que sucede, conocer el porqué del síntoma que ha aparecido, el porqué de ese malestar o por qué a veces se repiten algunos comportamientos o relaciones. La psicoterapia sirve como una herramienta para aquellas personas que buscan distintas maneras de ser y estar ante la realidad.

Como terapeutas buscamos que la persona que acude pueda pensar que tiene un lugar activo dentro de lo que le sucede, y esto le da la posibilidad de cambiarlo.

Podríamos decir que “No se puede cambiar lo que no se sabe”.

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