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Llegaron las vacaciones. Las largas, anheladas y temidas vacaciones escolares. Tras un largo año académico toca el momento de tomar una pausa y recargar baterías para una nueva jornada. Esto trae consigo muchos significados: el primero y más evidente el logro de una meta que se traza al inicio de cada año escolar. Y que, aunque se dé por sentado que después de un grado viene otro, esto solo es posible con la colaboración plena de todos los miembros de la familia.

Por tanto, lo primero que resulta fundamental hacer al llegar las vacaciones es celebrar. Tomar un par de días como familia para festejar el esfuerzo realizado y haber llegado a la meta. Y quiero resaltar la palabra “esfuerzo”, porque muchas veces celebramos el producto, la nota final, el resultado, y dejamos de lado lo más importante: Todas las pequeñas cosas que se hicieron para llegar a él. Esto resulta importante para el niño porque le da sentido a su trabajo, que si bien por ahora es solo estudiar, cuando crezca se transformará en algún oficio. Uno de los principales precursores del “valor del trabajo” es el estudio.

Otro significado que involucran las vacaciones es el crecimiento. Nuestros niños y jóvenes se nos hacen cada vez más grandes y esto implica asumir que parte de la infancia está siendo dejada de lado para asumir nuevos retos. Es por esto que cada periodo vacacional implica nuevos retos adaptados al nivel evolutivo de nuestros hijos; lo que le gustaba el año pasado posiblemente ya no le interese este año. De este modo, los planes que se generen para manejar la “agenda” vacacional y compartir el verano en familia, deben estar relacionados con las motivaciones actuales del niño o joven.

Algunos aspectos que podrías tener en cuenta para aprovechar este período son:

1) Recuerda que es un periodo de descanso, evita saturar al niño de actividades durante todo el día.

2) Sin embargo, intenta mantener las rutinas: Horas de descanso, de comida, de recreación y de “trabajo” o actividades.

3) Trata de involucrarlos, de alguna manera, en los “oficios” de la casa.

Algunos ejemplos:

Mantener orden en los espacios, limpiar alguna zona de la casa, ayudar con la preparación de alimentos, cuidar el jardín, entre otros.

4) Resulta útil escoger por cada período vacacional alguna ·habilidad” o “talento” que se desee optimizar en el niño, que no dio tiempo de trabajarla durante el año escolar. Por ejemplo, el dibujo, la danza, algún deporte. Es importante que SIEMPRE se escoja algo que sea de agrado para el niño o adolescente.

5) Aprovecha este período para compartir con la familia extendida que se encuentra “lejos” o también con amigos cercanos con los que no has tenido tiempo de compartir.

6) Resuelve asuntos “médicos” pendientes con el niño como por ejemplo: Visitas al oculista o al odontólogo o algún otro “pendiente” que sea difícil de realizar en la cotidianidad escolar.

Aprovecha estos momentos libres para compartir con tu hijo, para “re-conocerse”. La velocidad del día a día evita que tengamos momentos de intimidad con nuestros pequeños. Juega con ellos, conversa, paseen juntos. Regálense momentos que les permita conectarse con la diversión y el disfrute que el tedio nos roba en lo diario.

Foto: tomada de www.unsplash.com

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